domingo, 26 de marzo de 2023

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  “¡Fuera la religión de las escuelas!"

...La introducción de cualquier asignatura confesional en la escuela supone una grave vulneración de los Derechos de la Infancia y el Derecho a la libertad de conciencia, como recoge la Declaración de los Derechos del Niño y de la Niña de 1959 y la Convención de 1989, que rechazan el adoctrinamiento y el proselitismo religioso. Además, al separar a las niñas y a los niños que comparten toda la jornada escolar y sacar de su clase a quienes no reciben religión, se dificulta su convivencia, entendimiento y cohesión social. 
La presencia de una religión en la escuela sea la que sea, de su enseñanza y sus símbolos, constituye un obstáculo para construir solidaridad en la diversidad, el mestizaje y la multiculturalidad. Y no se trata sólo de favorecer las buenas relaciones entre la diversidad de creencias sino de garantizar el respeto y la pluralidad también con las personas que no tienen religión, que no creen en ningún dios. Puesto que también podrían demandar que haya una asignatura evaluable de “ateísmo científico” desde infantil, con dos horas semanales como la de religión, y que para quienes no quisieran cursar ateísmo científico se imparta, como alternativa, la asignatura de agnosticismo. 
Frente a ello, lo que parece lógico es que tanto las personas creyentes como las ateas y las agnósticas opten por vivir en la privacidad sus propias creencias, aplicando en todos los ámbitos la separación entre iglesia y estado. 
(...) 
El espacio adecuado para cultivar la fe en una sociedad en la que hay libertad religiosa son los lugares de culto: parroquias, mezquitas, sinagogas u otros. 
La Escuela ha de ser laica para ser de todos y todas, para que en ella todas las personas nos reconozcamos, al margen de cuáles sean nuestras creencias, que son un asunto privado. Por eso, la religión no debe formar parte del currículo. No por motivos antirreligiosos, sino desde un planteamiento pedagógico y social beneficioso para el desarrollo de la racionalidad del menor de edad, de su independencia y autonomía personal, para la que debe ser educado libremente sin que le enseñen creencias que predispongan su mente a comportamientos o dogmas que condicionen su personalidad desde la infancia. ...  (ENRIQUE JAVIER DÍEZ GUTIÉRREZ).

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