...La idea de la integración es intrínsecamente reaccionaria porque intenta congelar para siempre un “nosotros” que, por otra parte, muy probablemente nunca ha existido. Respetar políticamente a los migrantes es darles carta de ciudadanía, o sea regularizarlos. Pero, además, es interpretar su llegada como el detonante de la obligación de reconfigurar ese nosotros político. ...
...Los nacionalismos occidentales vienen a plantearnos un dilema que apesta a solemnidad en cada uno de sus cuernos. O bien los migrantes se integran o bien serán las sociedades occidentales las que se desintegrarán. Pues no. Lo único que por suerte se desintegra si los migrantes no se integran es la fantaseada nación centenaria o milenaria. Los nacionalistas nos quieren persuadir de que la sociedad se reduce a la nación. Nada más falso. Un migrante que no se integra es una feliz ofensa para la nación, pero no para la sociedad. La supervivencia de una sociedad no depende de que los migrantes se integren, pero sí de renegociar el nosotros político. ...
...Se me ocurren pocas ideas sustantivamente más fascistas que aquella según la cual “los migrantes deben integrarse”. Y es que para pedir a alguien que se integre hay que creer que tenemos más derechos que quien llega de fuera simplemente porque nosotros estábamos antes que ellos en esta tierra.
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